A Jarifa, en una orgía.
Trae, Jarifa, trae tu mano,
ven y pósala en mi frente,
que en un mar de lava hirviente
mi cabeza siento arder.
Ven y junta con mis labios
esos labios que me irritan,
donde aún los besos palpitan
de tus amantes de ayer.
¿Qué la virtud, la pureza?
¿qué la verdad y el cariño?
Mentida ilusión de niño,
que halagó mi juventud.
Dadme vino: en él se ahoguen
mis recuerdos; aturdida
sin sentir huya la vida;
paz me traiga el ataúd.
Mujeres vi de virginal limpieza
entre albas nubes de celeste lumbre;
yo las toqué, y en humo su pureza
trocarse vi, y en lodo y podredumbre.
Y encontré mi ilusión desvanecida
y eterno e insaciable mi deseo:
palpé la realidad y odié la vida;
sólo en la paz de los sepulcros creo.
Muere, infeliz: la vida es un tormento,
un engaño el placer; no hay en la tierra
paz para ti, ni dicha, ni contento,
sino eterna ambición y eterna guerra.
Ven, Jarifa; tú has sufrido
como yo; tú nunca lloras;
mas ¡ay triste! que no ignoras
cuán amarga es mi aflicción.
Una misma es nuestra pena,
en vano el llanto contienes...
Tú también , como yo, tienes
desgarrado el corazón.
Trae, Jarifa, trae tu mano,
ven y pósala en mi frente,
que en un mar de lava hirviente
mi cabeza siento arder.
Ven y junta con mis labios
esos labios que me irritan,
donde aún los besos palpitan
de tus amantes de ayer.
¿Qué la virtud, la pureza?
¿qué la verdad y el cariño?
Mentida ilusión de niño,
que halagó mi juventud.
Dadme vino: en él se ahoguen
mis recuerdos; aturdida
sin sentir huya la vida;
paz me traiga el ataúd.
Mujeres vi de virginal limpieza
entre albas nubes de celeste lumbre;
yo las toqué, y en humo su pureza
trocarse vi, y en lodo y podredumbre.
Y encontré mi ilusión desvanecida
y eterno e insaciable mi deseo:
palpé la realidad y odié la vida;
sólo en la paz de los sepulcros creo.
Muere, infeliz: la vida es un tormento,
un engaño el placer; no hay en la tierra
paz para ti, ni dicha, ni contento,
sino eterna ambición y eterna guerra.
Ven, Jarifa; tú has sufrido
como yo; tú nunca lloras;
mas ¡ay triste! que no ignoras
cuán amarga es mi aflicción.
Una misma es nuestra pena,
en vano el llanto contienes...
Tú también , como yo, tienes
desgarrado el corazón.
Este poema
esta escrito por José de Espronceda el nació en 1808 y murió en 1842. Vivió en
sitios distintos de España, y fue uno de los mejores representantes del
romanticismo español.
El tema de es
poema es el amor.
Este poema
consta de veinticuatro estrofas ,aunque solo haya 6 representadas en el
siguiente, constan de estrofas de cuatro y 8 versos
En las
estrofas de 8 versos el segundo verso rima con el tercero, el cuarto con el
octavo y es sexto con el séptimo.
En las
estrofas de 4 versos el primer verso rima con el tercero y el segundo con el
cuarto.
En el poema se
pueden encontrar varios encabalgamientos, podemos ver también alguna anáfora ,
en el verso dos y cinco, en el que se repite la palabra (ven), y en los versos
veintiuno y veintidos, que se repite la conjunción (y).
Podemos ver
alguna pregunta retórica: “¿que la virtud, la pureza?” en el verso nueve, y
otra en el siguiente verso : “¿que la verdad y el cariño?”.
Hay varias
metáforas en los versos, tres ,cuatro, dieciocho y diecinueve.
En el poema se
puede ver que el autor emplea mucho el romanticismo, aunque no este completo se
puede ver perfectamente, así que en mi opinión es uno de los mejores romanceros
españoles.
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